A principios de este 2023 la asociación SAW de wargames, responsables también del GT de Cartagena organizaron un concurso de relatos que tuve la suerte de ganar.
A principios de este año SAW (Santa Ana Wargames), asociación cartagenera dedicada a los juegos de miniaturas, organizó el primer concurso de relatos de «Escribas Mancos». Fue un evento en el que participé sin dudarlo y tuve la enorme suerte de poder ganar. He hablado con los organizadores y han tenido a bien permitirme subir a la posada el relato con el que pude hacerme con la victoria y ganar un cheque en la tienda «Santa Ana Friki» Os pongo la cuenta de Instagram de Santa Ana Wargames (pulsar el logo)

Sin más dilación pongo el relato corto que escribí para el concurso.
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Lo nuevo y lo viejo
Arjok acariciaba su barba con parsimonia. El color rojizo se entremezclaba con el blanco grisáceo de su
servoarmadura. Miraba la inmensidad del espacio. Su mirada era penetrante y severa, también expresaba
cierto cansancio estoico. Había servido como escudo gris, luego le otorgaron su blasón y desde entonces era uno de los miembros más importante de los Lanza del Lobo, uno de los siete Jarls.
– ¿Me llamaba mi Jarl?
Arjok se giró con cierta parsimonia. Le sacaba una cabeza a su interlocutor. Lo miró a los ojos sin cambiar la expresión. La mirada sombría se encontró unos ojos vivos, experimentados y una media sonrisa.
-Olaf, te he dicho muchas veces que no es necesario que te dirijas a mí así. Eres mi hermano – La voz de
Arjok era pausada, hablaba con un profundo respeto pero sus palabras no estaban exentas de cierto reproche.
-Mi Jarl, usted ostenta el mando de esta manada y merece el trato correspondiente.
Arjok suspiró con resignación – Pero no es mi intención que hermanos con la experiencia que tienes me traten como si no llevarais cientos de años más que yo luchando por el emperador y por el padre de todos. Somos un capítulo muy joven Olaf. Tu no.
Olaf le mantuvo la mirada unos segundos después rompió a reír abandonando el usted y con tono conciliador
-Hermano mio, mi Jarl, te honra tu humildad pero tienes que ser consciente de que tus sagas, vuestras sagas, son conocidas ya en todos los grandes salones y en toda la flota. Hasta en las bocas de hermanos de otros capítulos estáis, según tengo entendido, admirados de vuestra destreza.
Sus palabras eran conciliadoras y reconfortantes pero a Arjok aún le costaba saber como reaccionar a la
despreocupación y humor de sus antepasados genéticos. Sobre el capitulo de los Lanza del Lobo pesaba
como una losa el llevar milenios de desventaja respecto a los cantares y las sagas de sus hermanos mayores.
– Pero no me ha llamado para hablar ni discutir de liderazgo ¿Verdad mi Jarl? – Interrogó Olaf cortando la
risa y con cierta suspicacia.
– No Olaf, no te he llamado por eso – Suspiró – Es el momento de informar de nuestro cometido a todos, se acerca la hora de cruzar la cicatrix.
– La manada está lista, los siete señoríos viajarán hacia la oscuridad, que Russ y el emperador nos
acompañen.
– Olaf, hermano ,¿Por que decidiste unirte a nuestro capítulo?
Olaf hizo una mueca. Su presencia era imponente y manaba un halo de grandeza. Lo cuál era contradictorio por ser uno de los hermanos del joven capitulo que menor estatura tenía. No había cruzado el rubicón y llevaba sirviendo al emperador desde mucho antes de que Belisarius Cawl diese a conocer su proyecto » primaris». Era el segundo miembro más anciano de los Lanza del Lobo tan solo por detrás de Sigrit, un Dreadnouhgt venerable al que Logan Grimnar en persona ordenó que partiese con el recién fundado capitulo para ser un apoyo espiritual y un refuerzo en el combate.
La armadura de Olaf era de ese blanco grisáceo que caracterizaba al capítulo con la mochila negra y toda la iconografía de los Lanza del Lobo, sin embargo su hombrera izquierda mantenía el signo de los Campeones de Fenris la gran compañía en la que sirvió en el capítulo de los Lobos Espaciales.
– Pensé que es donde mejor podía servir al Padre de Todos. He sido maestro de muchos hermanos en El
Colmillo, ahora muchos de mis hermanos me aventajan en velocidad y destreza. Quería servir al Padre de
Todos de otra forma. Sois un capítulo que en su corto recorrido ya atesora grandes sagas. Pensé que tal vez es un buen sitio para recibir el abrazo de Morkai descubriendo mi propio destino.
– Para mi es un honor tenerte aquí Olaf, nuestros corazones se agitan cuando salimos de la atmósfera y
comenzamos a navegar por las estrellas. Pero eso no quita que me hubiera gustado pasar más tiempo en
Fenris – Arjok cerro los ojos muy despacio e inspiró con parsimonia. – La dualidad de Fenris es inspiradora.
– Mi Jarl, las risotadas y ruidos de los banquetes te irritarían bastante, así como nuestra fanfarronería –
Replico Olaf divertido con una sonrisa burlona.
Por primera vez en el rostro de Arjok se pintó una mueca en la que se podía intuir una sonrisa. La sonrisa de alguien que no está acostumbrado a hacerlo.
– Que mi carácter sombrío no te confunda Olaf. Mi silencio en los banquetes no significa que no disfrute del calor de los salones del Colmillo – Tras una pausa siguió volviendo a su rostro de estoico cansancio – Me queda tanto que aprender. En los escudos grises todo funcionaba tan diferente. Parece que el Señor Rey Lobo Logan Grimnar no ha tenido nunca secretos con los suyos. ¿Debería haber informado desde el primer momento a mi señorío de cual era la misión que el Padre de Todos tiene para nosotros?
Olaf cambio su semblante guason por un rostro solemne, concentrado en la conversación. Los Astartes al fin y al cabo siempre tienen esa faceta marcial – Mi Jarl, Logan confía ciegamente en su gente y le gusta que hasta el último garra sangrienta sepa los objetivos del Capítulo. Pero eso no quita que otros capítulos más introspectivos no confíen de igual manera en sus tropas. Usted como Jarl de este señorío deberá ser fiel a si mismo. E ir aportando su granito de arena a que el Capitulo y el señorío puedan ir forjando su propio carácter.
– Pero me gusta esa faceta del Señor Rey Lobo. Las costumbres de Fenris me agradan más que la forma de luchar que teníamos los escudos grises.
Olaf no pudo evitar volver a sonreír, esta vez de oreja a oreja. Quizás esa era la verdadera razón por la que sintió la llamada de cambiar de Capítulo, algo completamente inédito en el Imperio desde tiempos de la post Herejía, ese respeto que podía intuirse y hasta olerse de los Lanza del Lobo por la cultura fenrisiana. Ese interés en aprender, esa sed de conocimiento. En cierta manera era atractivo rodearse de gente con tanto que aprender y tanto interés por hacerlo. Quizás estar rodeado de esos primaris que le sacaban más de una cabeza lejos de hacerle sentir pequeño le hacían sentir joven.
– Mi Jarl si ese es su deseo, reúna a todo el personal salvo el imprescindible. Dé un banquete y a mitad del festejo anuncie que tiene algo que decir. Hable a todos por igual y que todo el capitulo se entere a la vez.
– Muchas gracias Olaf, aprecio mucho tus consejos. Puedes retirarte, se que estás ocupado.
Olaf realizó una respetuosa reverencia y se marcho. No era el único Lobo Espacial que se había embarcado en esa nave como hermano de los Lanza del Lobo. Pero si era el de mayor graduación y el único, de ese señorío al menos, que había traído a su fiel lobotrueno.
Arjok se quedó solo. Se veían pocas estrellas en esa zona de la navegación. La oscuridad del espacio no le incomodaba, al revés, era como el abrazo de un viejo conocido. Se giró hacia su cuchillo que descansaba en la funda colgado de su trono basado en el estilo fenrisiano. Ese cuchillo con el que había atravesado ya a multitud de enemigos, el Colmillo Negro. No sonrió, no hizo mueca alguna, pero sus ojos de color azabache trasmitieron un fugaz brillo oscuro. Tal vez no tenía el ánimo ruidoso de sus hermanos mayores pero sin duda llevaban en su semilla genética y en su espíritu la orgullosa herencia de Leman Russ.